No había comenzado mis estudios universitarios cuando el asunto del color, qué es, cómo lo percibimos y las dificultades que plantea la reproducción fiel de los deseados me ocupó un bonito tiempo de investigación. La biblioteca fue un buen lugar por donde comenzar entonces que Internet aún no había despegado para la mayoría de la gente.
Entre libros de fotografía, impresión, física y química me moví durante unos días; pero fue un gran volumen el que me ilustró especialmente: Teoría y uso del color, de Luigina de Grandis. En él encontré parte ya sabida, parte de lo que buscaba, aunque no toda, y otra inesperada que amplió mi conocimiento. Posteriormente, la universidad me facilitó el acceso a más información y, sobre todo, práctica.
Así, a modo de resumen y sin extenderme demasiado, puedo señalar algunos datos interesantes:
- El color es la interpretación que nuestro cerebro hace del efecto físico químico que produce la luz de unas y otras longitudes de onda en los distintos tipos de receptores de nuestros ojos.
- Los colores primarios, los «reales», son los colores luz; y el resultado de su incidencia en los materiales dan lugar a los colores materia: un tinte magenta, por ejemplo, es el que absorbe las longitudes de onda del verde y refleja las del rojo y del azul; al mezclar magenta y amarillo, que refleja la luz del rojo y del verde pero absorbe la del azul, ocurre que el verde y el azul se neutralizan al ser absorbidos por uno u otro de los tintes respectivamente y solo llegan a nuestros ojos las longitudes de onda del rojo, y así sucesivamente con todos los colores, según la capacidad de absorción y reflexión de cada tinte y cada mezcla.
- Los colores de las fuentes luminosas se componen de distinta amplitud de longitudes de onda del espectro de la luz visible, e incluso de distintas zonas de dicho espectro. Así, algunas fuentes de luz aparentemente iguales porque nuestros ojos perciben la mezcla de las longitudes de onda que emiten pueden producir distintos efectos ante la misma tinta de color. Este es el motivo por el que a veces vemos algunas prendas de ropa de un color en la tienda y de otro en casa o a la luz del sol. Es lo que se llama reproductividad del color de las fuentes de luz.
- Las fuentes de luz de incandescencia tienen una reproductividad del color mejor, más fiel, que el resto de fuentes de luz artificiales. Así, aunque puedan parecer iguales, la luz de una bombilla tradicional (con hilo incandescente de tungsteno) reproduce mejor los colores que un fluorescente estándar, aunque sea de luz día. Por este motivo no solo hay que tener en cuenta la temperatura de color de la fuente con que se ilumina, sino también su reproductividad del color; es decir, la amplitud del espectro de luz visible que emite y de qué tramo o tramos.
- Los colores que se degradan por la acción del sol son en realidad tintes deteriorados por la acción de la energía aportada por su luz, que provoca alteraciones en los átomos y moléculas que componen el tinte (y el propio material) al excitar los electrones que los mantienen unidos. Así, estos tintes pierden la capacidad de absorber luz, de absorber energía, y generalmente se tornan blanquecinos o amarillentos. (Algunos materiales, como muchos plásticos, sufren un deterioro similar pero el efecto es distinto, pudiendo no solo pasar de tener color blanco a amarillento, sino volverse rígidos y quebradizos.)
- La gama cromática (cantidad de colores distintos) que podemos ver en los objetos físicos no luminosos es menor que la gama cromática que nos proporcionan las fuentes luminosas, como las pantallas de televisión, ordenadores y móviles. Esto es así porque ningún objeto es capaz de reflejar la totalidad de la luz, ni siquiera de una longitud de onda concreta: siempre se absorbe aunque sea una pequeña cantidad. Por el lado contrario, tampoco hay ningún material que sea capaz de absorber toda la luz; así que los blancos, los negros y todos los colores son más puros, más saturados, si provienen de una fuente luminosa que si los vemos en materiales físicos no luminosos, ya sean con ese color de forma natural o pintados artificialmente.
- Hasta que se estandarizaron tablas o catálogos de color, como el famoso PANTONE entre otros, no había forma de asegurar la reproducción fiel de un color dos veces en distintas tiradas de imprenta o fabricación de tintes y pinturas. De ahí que, por ejemplo, no se pueda decir cuál es el color exacto tradicional de las banderas de los países (sin hablar de que algunos mandatarios los han modificado en distintos momentos de la historia por distintos motivos).
- La vista interpreta de lejos colores distintos cercanos como la mezcla de sus longitudes de onda, ya sean colores luz o colores materia. Bajo este principio funcionan las pantallas de televisión, ordenador y móviles en el ámbito de los colores luz, y la imprenta en el ámbito de los colores materia: en ambos casos se trata de poner juntas pequeñas cantidades de colores distintos que vistas a distancia nos producirán la sensación de estar viendo otros.
- Los pequeños huecos que dejan las gotitas de tinta al imprimir soportes en imprenta o impresoras, entre otras cosas, hacen que los colores aparentes no resulten tan puros y vivos como ese soporte pintado directamente con la mezcla de esas tintas. Por eso hay colores de los catálogos, como el PANTONE, que no son reproducibles mediante sistemas de mezcla visual, como el offset usado en las imprentas, y por ello deben ser interpretados con resultados de mayor o menor similitud, según cada uno. De ahí que las marcas que quieren una buena reproducción de sus colores corporativos utilicen preferiblemente tintas específicas, y el catálogo PANTONE es el más amplio y extendido en el mundo de la impresión y hoy día incluso en otros.
Conclusión
La distinta absorción de los materiales afectan al resultado final del color que reflejan las tintas; por eso no se ve igual un color impreso en un papel que en otro.
Las materias primas con que se fabrican los tintes y pinturas, y las modificaciones y variaciones químicas de esas materias, también afectan al resultado final del color que reflejan; por esto no hay dos tiradas de pintura exactamente iguales.
La fuente luminosa con que se iluminan las cosas afecta al color que reflejan; por eso cada material no tiene un color único inmutable: No se ve igual un color a la luz del mediodía que a la del atardecer, aunque nos suele pasar muy desapercibido porque nuestro cerebro hace un magnífico trabajo de ajuste y equivalencia, lo cual consigue porque la luz solar tiene la mayor reproductividad cromática conocida. Evidentemente, no puede hacer lo mismo bajo distintas fuentes de luz artificiales.
Si has leído hasta aquí, enhorabuena: si no sabías todo esto, aunque lo haya expuesto con escaso detalle, ahora te podrás hacer una ligera idea de lo difícil que es reproducir un color fielmente; y más cuando se trata de hacerlo en soportes diferentes y/o con tintas, pinturas o materiales distintos. Sin lugar a dudas, este es el mayor de los caballos de batalla de los diseñadores gráficos.